Clienta: (Buscando un libro en la pantalla táctil. La deja y se dirige al módulo de información con un compañero que estaba delante de mi cubriéndome)
Compañero M: ¿Qué tal? ¿En que le puedo ayudar?
C: Quiero el libro (menciona el título) en español porque aquí lo tienes en inglés.
M: (Busca en el sistema) Por el momento no lo tenemos, y en inglés sólo está en las sucursales…
C: ¡Ya lo sé!, ¡te dije que en español!, ¡busca ahora!
Yo: Buenas tardes, no tenemos el libro que usted busca y no lo trabajamos en español.
C: ¿Y me lo vas a conseguir?
Y: ¿Tiene el autor?
C: Sí, está en la computadora de allá.
Y: No veo, ¿me lo repites?
C: Es este (me enseña en su teléfono).
Y: No, sólo en inglés, ¿la editorial?
C: ¿Qué?
Y: ¿La conoces?
C: No
Y: Pues está difícil entonces. Supongo que mucho menos sabes la fecha de edición.
C: Pues es de hace como veinte años.
Y: Sí, ya lo sé que en inglés es de hace veintidós años, ¿pero y en español?
C: No sé.
Y: No tengo forma de rastrearlo. Ve a librerías de segunda mano, libros usados, quizás ahí te puedan ayudar.
C: ¿Y qué tú no puedes buscarlo?
Y: Lo lamento, sólo es para clientes (se da la vuelta y sale muy enojada).